El estado de un adicto es solo un desliz como seguir las curvas de las cuerdas musicales, una voz que hace hormiguear mi cuerpo aunque en las calles de mi mente hace que se me erice hasta el más delgado vello y vibren al escuchar ese dolor que retumba en mi sepulto corazón.
Es tan sencillo conseguir entender el dolor al son de la música, sintiendo el cuerpo en las olas de un océano que me mueve de la mejor forma, que cada músculo se conecte con los sentidos que se agudizan según la melodía escuchada.
Colaboración Anónima
Ecuador